
Se trata de dos vidas marcadas por signos contrapuestos y afines. Basta recordar el humilde origen de Marie frente al aristocrático de Rosalind. El final de Marie, como celebridad mundial, frente a la soledad final de Rosalind. Las dos sucumbieron por enfermedades causadas por la radiación y por los rayos X; Rosalind a los 37, Marie a los 64. Se enfrentaron a los prejuicios de su época y afrontaron su vocación científica con valentía y coraje.
A Marie le concedieron dos premios Nobel; a Rosalind, ninguno, aunque la posteridad le haría justicia. Marie tuvo dos hijas, mientras que Rosalind permaneció soltera. Bajo su discreto encanto, bullía en ambas una continua curiosidad y un apasionado sentimiento de la vida. Las montañas, los idiomas, viajar… y la ciudad de París constituyen algunos de sus placeres, especialmente París entrelaza, por encima del tiempo, sus paradójicos destinos.
La polaca Marie Curie profundizó en el campo de la física radiactiva y descubrió dos nuevos elementos, el polonio y el radio. Sufrió privaciones y adversidades durante toda su vida. Catalizó y propulsó, además, el papel de la ciencia en la sociedad moderna.
Rosalind Franklin logró fotografiar, mediante difracción de rayos X, la doble hélice del ADN. Estableció la estructura del carbono y fue pionera en el estudio de los virus. Su figura fue marginada hasta que, tras su muerte, diversas historiadoras de la ciencia la rescataron para recordar al mundo que fue la madre de la genética actual.
Lo fabuloso y lo científico, a través del juego teatral, recrean la dimensión entrañable de dos personajes reales y legendarios.
Venta de entradas a 10 € en: www.entradas.com
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